30 soles y una pandemia
A pocos días de cumplir 30 años, de andar rondando por esta dimensión, son muchas las cosas en las que pienso y entretengo la mente. En los recovecos de mi memoria paseo entre las personas que conocí, las cosas que logré hacer y donde estoy ahora mismo.
Hace 10 años, al enfrentar la segunda década de mi vida, tenía como meta principal convertirme en médico. No precisamente tenía claro que iba a ser pediatra y mucho menos que iba a realizar la residencia a 40 km de mi casa materna. Esta década que despido se podría resumir en una camiseta húmeda de sudor y lágrimas, manchada y ajada. Jamás podría haber hecho ni medio kilómetro sin el tremendo apoyo de mis padres y toda mi enorme familia, y la fe en Dios.
Si de algo estoy orgulloso, diría que de los amigos que conservé y de los que conocí. Cada uno de ellos me ha dado ese apoyo incondicional en cada etapa. Tendiendo la mano cuando más necesitaba, escuchando y compartiendo las ceecitas correspondientes…
A la vida la abrazo, con una Pilsen en mano elevando al cielo, una sonrisa por los que no están y otra por los que vendrán.