Está dura la Ruta 30.
Para quienes transitamos la ruta 30 y quienes están a vuelta de curva de hacerlo, probablemente al ritmo del Atrevetete de Calle 13 o dando volumen a In The End de Linkin Park, esta es una etapa bastante dura. Sobre todo, cuando no heredaste la fortuna del abuelo y la tienes que remar para conseguir lo tuyo.
Estamos viviendo una época donde sólo podemos soñar con tener una casa propia en las afueras de nuestras ciudades natales, y eso que vimos a nuestros padres veinteañeros con 3 o más hijos conseguir todo con mayor facilidad. Somos víctimas tanto de la burbuja inmobiliaria como de la situación económica durante estos últimos años y ahora, con pandemia, nos estamos haciendo expertos en recortar gastos para llegar a fin de mes respirando algo de aire.
Si uno mira los números macroeconómicos, Paraguay experimentó una crecimiento económico importante en estos 5 años, pero lo extraño es que eso no se ve reflejado en la calidad de vida de sus habitantes. Y ahí es cuando duele vivir en esta hermosa tierra.
No tenemos calidad de vida, esto no es novedad. Es más, usamos nuestra experiencia tercermundista para hacer humor y pasar bien el rato mirando memes y videos, como si de drogas alucinógenas se trataran, y olvidamos apropósito que vivimos en el reino de unos cuantos señores feudales que manejan toda nuestra vida (y que poco les importa que pasemos bien).
Nos tratan de “Generación de Cristal” pero la gran 7 ¡Qué somos de hierro! Imaginate que seguimos acá intentando salir adelante a pesar de todas las imbecilidades de generaciones anteriores que perpetuaron la ignorancia y el conformismo en una sociedad pobre y analfabeta.
Veo a muchos amigos y familiares migrar o al menos planear constantemente la fuga de este país, a veces, con envidia otras con tristeza. Pero ¿Quién los puede culpar? Todos quisiéramos al menos salir a caminar sin el miedo al escape roncador, tener capacidad de ahorro aunque sea mínima y lo más importante: dar un futuro digno a nuestros críos.
El dilema que sostengo constantemente es ese, aún cuando formo parte de menos del 1% de la población al haber tenido la oportunidad de formarme con un título de grado y además posgrado. Pero, bien, quizás vengan tiempos mejores a mitad de ruta o entrando a la ruta 40. Lo cierto, es que ahora veo el panorama en modo MadMax y montado a lo que puedo trato de atravesar la tormenta de arena.